THE DELICATE SOUND OF DUCKS FARTING.
Siempre viví en el campo. Mi padre fue, toda su vida, encargado de la Estancia El Trébol, ubicada a pocos kilómetros de la ciudad de Brandsen.
Recuerdo mi época de pre-adolescencia, andando a caballo, ayudando al tata a arrear el ganado, recibiendo el amanecer con un amargo en las manos.
Lindos recuerdos de la época más feliz de mi vida.
Recuerdo a mis patrones los Bowler, gringos macanudos, siempre dispuestos a dar una mano, lado a lado de la peonada, sin poner cara de asco cuando la bosta fresca manchaba sus elegantes botas de cuero.
Y recuerdo a la abuela Bowler.
Ella vivía en Inglaterra, pero todas las Navidades se venia a este rincón del mundo para visitar a sus hijos y nietos.
Viejita macanuda!!! No hablaba una gota de español, pero yo sé que lo entendía muy bien.
La veía sonreír, disimuladamente, cuando alguien decía un chiste o hacia una broma.
"Cuando sea grande", decía para mis adentros, "voy a aprender el inglés y le voy a preguntar sobre la Europa".
Qué simples eran mis metas! Qué sencilla era mi vida!
La recuerdo a la viejita, acercándoseme por detrás, sigilosamente, cuando me sentaba junto al lagunón a observar a los patos.
Era un ritual que siempre cumplía. Los miraba nadar, los oía parpar y para finalizar el rito, tomaba una piedra, la arrojaba al medio del lagunon y los hacia volar.
Y ahí me quedaba, mirando su grácil volar, rumbo a no sé que lugar que ellos considerarían seguro.
Y la viejita se me acercaba y con una sonrisa me decía: "Be careful with the delicate sound of ducks farting".
Yo no le entendía ni jota, "si doña", le decía y me iba sonriendo rumbo al puesto. Ella se quedaba mirándome, con una sonrisa, y emprendía su lento, pero firme, caminar hacia el casco.
Nunca pregunte que era lo que me quería decir. Pero siempre conserve el sonido de esas palabras en mi mente.
"Ya voy a aprender ingles", me repetía, " y le voy a retrucar".
Y así sucedía, una y otra vez.
Los años pasaban y la historia se repetía.
La ultima Navidad en que nos visito siguió con su rutina.
Pero ese día sucedió algo distinto.
Me encontraba, otra vez, mirando la laguna.
Otra vez, tirando la piedra. Otra vez, los patos volando.
Otra vez, ella acercándose y diciéndome: "Be careful with the delicate sound of ducks farting".
Esta vez no le conteste, la mire a los ojos y descubrí en ellos un brillo extraño, melancólico.
Los patos parpaban sobre nuestras cabezas, arriba en el cielo.
Ella sonrío y apuntó hacia arriba con el dedo.
Alcé la vista.
Al instante un "regalito" cayo sobre mi cara.
La viejita soltó una carcajada y mientras me alcanzaba un pañuelo me dijo:
"I've told you".
Y se fue feliz y cansina, rumbo al casco.
Me quede parado, con su pañuelo en mi mano y masticando la bronca.
A los dos meses me enteré que había fallecido en Londres, rodeada de sus hijos y nietos.
Hoy, mientras miro la misma laguna, con su pañuelo aun en mis manos, con más años encima y con mi diploma de traductor público de inglés, recuerdo el sonido de su voz y, con los ojos inundados, sonrío.
Y ya no arrojo ninguna piedra...
Mike.
Countdown
miércoles, abril 08, 2009
Cuentito
Etiquetas:
cuento
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6 comentarios:
Nooo, qué buena historia, Mike!!! Tenés que escribir más! :-)
Me encantó, la verdad.
Muy lindo cuento Mike, me atrapó hasta el final. Saludos y felicitaciones por las dotes de escritor.
I agree with Gabriel...you should write more often, Mike! I loved your story - very well-written.
Muy bueno Mike!! Al fin mostraste la hilacha, felicitaciones!!
Chas gracias por los comments, gente.
Se las debía... tanto amague.
No tengo mucho, obviamente, lo urgente no deja tiempo para lo importante.
Este cuentito es especial para mi por que fue mi carta de presentación en la primera lista de correo en la que entré, una local, apenas llegó la "novedad" de Internet a Pehuajó.
Principios del '98, si mal no recuerdo.
QLP como pasa el tiempo.
Qué lindo cuento! ! !
Me encantó.
Gracias
Gabriela
Waterloo, Canadá
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