Countdown

domingo, octubre 26, 2008

El tunel del tiempo

Pasó mucho tiempo...
Más de diez años...
Sí, creo que más que eso.
Por esas cosas que tiene la vida, y un poco también por esas cosas que nos van trayendo los años, sistemáticamente me negaba a pasar por mi barrio natal.
Que se yo, a principio era solamente que me quedaba a trasmano, y a eso le sumaba que las personas que vivían allí ya no estaban, ya sea por mudanza o porque habían partido más "lejos" aún.
Después fue, simplemente, negación.
No querer volver a transitar aquellas calles en las que pasé mi niñez y mi adolescencia, con intervalos obvios dada mi primera mudanza a Pehuajó.
Sin embargo, de una manera u otra, nunca me alejaba del barrio.
Bueno, mi vieja, mi hermano, mis suegros, mis amigos siguen viviendo en Martínez, así que aunque uno se resista a pasearlo... el barrio siempre está.
Pero, MI calle, MI casa, esa si... esa quedaba postergada.
Muchas veces, cuando iba de la casa de mi suegra a la de mi hermano, y lo hacía en el auto, me agarraba la tentación de "desviarme" y tomar la calle Pirán y volver a pasar por aquella cuadra del 200 donde me crié, crecí, aprendí a caminar, a hablar, a compartir, a descubrir las cosas de la vida.
Muchas veces... pero siempre me resistía a la tentación y agarraba por otro lado.
Cosas de viejo...
Pero... todo tiene un fin.

Víspera de Navidad del 2005.
Visita a la casa de mi hermano para reunirnos.
Subimos al coche con Victoria, Clara y Valentina, rumbo a lo de Gus.
Y cuando agarramos Hipólito Yrigoyen... CLICK.
"Voy a hacer algo que no hago hace años.. mejor dicho que no quería hacer", les dije.
Las chicas se miraron entre sí y seguramente habrán pensado que se traerá entre manos este desquiciado.
Un poco adivinando su "preocupación", les largué:
"Les voy a mostrar MI barrio, la casa donde nací, donde crecí..."
Entonces enfile para la plaza, agarré la diagonal, luego Sargento Cabral y desemboqué en mi calle Pirán.
Les confieso que el solo hecho de ver "Gral. Pirán" en un cartel me dio un cosquilleo.
Así llegué al 200 de Pirán y estacioné.
Les fui contando donde vivía, donde vivían mis amigos, donde jugábamos al fobal, y varias historias más.
Hasta saqué algunas fotos de esos lugares, cambiados ya por el tiempo y los nuevos dueños.

Como no podía ser menos, hasta hubo espacio para una anécdota.
Mientras le sacaba fotos al frente de la casa de los Marina, una señora de la casa de enfrente (donde estaba estacionado mi coche) me encara con un dejo de desconfianza y me pregunta porqué estaba sacando fotos.
Mi primera reacción fue tratar de disculparme y explicarle un poco la historia: que yo vivía allí, que me había criado en el barrio, que se lo estaba mostrando a mis hijas, etc...
La expresión de la señora empezó a cambiar y mi mente empezó a aclararse, hasta que reconocí en ella a una ex-vecina, la cual aún vivía en la casa en la cual se había criado.
La alegría fue mutua, pues ella también me reconoció pese a la chorrera de años que había pasado.
Así fue que terminamos recordando viejas épocas, me terminó contando sobre ex-vecinos, y todo finalizó con saludos para los respectivos hermanos y con grandes sonrisas y, porque no, emociones.
Subí en silencio al auto, las chicas también estaban calladas. Arranqué.
Recuerdo que Clara me preguntó: "Estás bien?"
"Sí", le mentí.
Y seguimos rumbo a casa de Gustavo.

Pirán 238, en el pasillo, al fondo, ahí me crié

Vista del pasillo que llevaba a MI casa

La puerta de rejas (oscura) de la derecha llevaba a lo de Pablo
(el poste que se ve y el árbol a su derecha eran el arco de nuestros partidos)
La casa de la izquierda era la de Pepe, primo de Pablo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mike
Que linda historia, super emotiva.
Me hiciste acordar a mi casa de toda la vida, donde nací y crecí.

Saludos

Mike dijo...

Gracias Lorena, fue un poco duro pasar por ahí, pero sabía que alguna vez tenía que hacerlo.
Cuando uno se va poniendo jovatón hay cosas que cada vez cuestan más.

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