Countdown

miércoles, julio 15, 2009

El cielo no pudo esperar

Tenía solamente cinco años.
Se llamaba Ignacio.
Bueh, para nosotros se sigue llamando así, o mejor dicho, Nachito.

La cuestión es que Nachito nació con algún problemita de salud y su cerebrito nunca pudo desarrollarse bien. Además varios problemas respiratorios siempre le complicaron la vida.
El pobre tuvo que soportar operaciones, intervenciones de varios médicos, el paso de muchos enfermeros que no siempre lo trataron como debía, pero a cambio de ello, como una especie de compensación por tanto sufrimiento tuvo a su lado una familia que siempre lo cuidó, aún hasta por encima de las propias fuerzas, y que por sobre todo le dió eso que lo hacía vivir cada día: AMOR.

Y si bien Nachito sufrió mucho a causa de sus males terrenales, siempre tuvo a su lado esos angelitos del Señor que venían en su ayuda para calmarlo y, por que no, acompañar a quienes estaban a su lado.

Y al amor incondicional de sus padres y hermanos había que sumarle también el de sus abuelos, tíos, primos y de quienes tuvieran alguna relación con él. Sin dejar de olvidar esa compañía de entrega total que algunos, especialmente, le daban.

Y un día, Nachito empezó a sentirse un poco mas débil que de costumbre. Y debió ser llevado, una vez más, a algún lugar donde pudiera estar mejor atendido y controlado.

28 de junio en la Argentina.
Día de elecciones.
El mundo giraba en sus cosas, con alertas de gripe porcina y tantas otras más que los diarios y noticieros nos tiraban a mansalva.
Y en el sanatorio Nachito esperaba.

Y me pongo a pensar en ese momento y me llega la imagen con claridad.
En un nanosegundo, en ese tiempo que a uno, mortal como es, nos lleva pestañear, Aquel que está por encima del tiempo se tomó el suyo, la Eternidad, para hacerse presente en la habitación.
Se sentó junto a Nachito, le tomó la mano, le acarició el pelo revuelto, y le dijo simplemente: "Viejito, te necesito allá arriba. No te preocupes, del acá me encargo yo".
"Allá vas a estar jugando al fútbol, al basquet, al ping-pong... vas a correr con alegría, y lo mejor de todo... les vas a poder dar un abrazo enorme a papá y mamá, y a decirle todo lo que los querés".

Y en ese instante, Nachito descansó.

Y hoy, es un ángel mas. Uno de los santos de Dios que nos cuidan y procuran que estemos mejor en este mundo.

Nachito, te mando un beso enorme. Cuidá mucho a tus papis y hermanos. Pedile por nosotros al Jefe y cuando nos toque estar juntos te prometo que vamos a pasear juntos a Disneylandia y nos sacamos fotos con Mickey, dale?

Tu tío,
Mike

Mamá Mara con Nachito y Valentina

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